“Es un tema candente, se habla incompletamente y los desafíos son varios”, sostuvo el Doctor Francisco Astorino del Grupo ALTER, en dialogo con PrimeroSalta, plantea una serie de desafíos y metas que se deben conquistar como sociedad y Estado.

El 13 y 14 de mayo pasado se llevó a cabo un encuentro multitudinario denominado “Trastornos del Espectro Autista, Desafíos para el Siglo XXI”,  en las instalaciones del Circulo Médico. Organizado por el Servicio de Neurología Infantil, del Hospital Publico Materno Infantil y el Comité de Neurología Infantil (SAP), por iniciativa de los doctores Marina Hoffmann y Alberto Espeche. Donde disertaron especialistas reconocidos en la materia del Grupo ALTER.

Desarrollo Infantil

 El profesional plantea como primer desafío lograr hablar de Desarrollos Infantil: que es lo que hace un niño convencional para normalmente poder desempeñarse en la vida. Eso es desarrollarse, explica: poder caminar, hablar, jugar, poder compartir con otros y hacer aquellas cosas que un niño, como una suerte de programa de computadora, sabe que debe desarrollar.

Los niños que padecen y viven con estos trastornos entran en una suerte de “falla” en ese programa que les impide por ejemplo: comunicarse; comprender las respuestas sociales de sus pares; que les impide acercarse apropiadamente a ciertos lugares. Entonces estos impedimentos, sumados a otras características particulares, generan estas dificultades.

Entonces el primer gran desafío es comprender rápidamente cuando este programa de desarrollo tiene alguna falla. Y cuando esta falla puede convertirse en un signo que sea compatible con este compromiso que es el Espectro del Autismo.

Si existe una gran dificultad latente es saber identificar y diferenciar al TEA de otras patologías o trastornos.

Detección especifica

Astorino plantea que se trabaja sobre mentes, niños que a veces tienen una evolución, rasgos de ciertos comportamientos que suelen ser esperables para cierta edad y otros no. Entonces cuando alguien detecta eso que “no es esperable” para la edad se desvía, y se debe sentar y plantear si eso tiene que estar relacionado con el autismo.

Se suma este desafío de la detección específica de signos que están indicando que el niño o niña pueda padecer este compromiso.

Al ser consultado como se entiende la dificultad para detectar por parte de profesionales de la salud, o bien docentes, el especialista plantea la necesidad de contar con más espacios de capacitación como la que se presentó en Salta.

En su exposición, ante el público presente, buscó demostrar como un medico del interior del país, como lo es él, logró junto a otros pares desarrollar algunas estrategias básicas para llegar a diagnósticos más tempranos. Y una parte fundamental es ampliar la frontera de dialogo a todos los que pudieran estar interviniendo, porque esta dificultad tiene afectaciones en múltiples áreas: te afecta como miembro de una familia, de un grupo social, de una escuela, etc. La multiplicidad de afecciones hace que a veces existan muchas personas que vean esto pero no lo puedan definir como tal.

La misión de entender y aceptar el Autismo

Una de las mayores barreras a derribar, aun más en una sociedad como la salteña, es la aceptación, la inclusión de un niño, joven o adulto que no conduce en su vida por el mismo carril que los demás.  ¿Cómo se logra romper con barreras y patrones culturales? Esos que nos enseñan que una persona nace, se desarrolla, crece, se relaciona, se casa, construye una familia, tiene hijos, entre otros mandatos sociales: “el único patrón que se debe entender y que no se logra romper es que el autismo en general no tiene el concepto de cura, que tienen los otros compromisos. Si bien, un gran porcentaje de nuestros niños pueden llegar a desempeñarse dentro de un ámbito social. Cuanto más la gente hable, cuanto más la gente entienda que hay una ruta alternativa donde el niño puede transitar, podremos avanzar”. Expone como ejemplo aquel niño que no comprende que saludar es importante, o quien no pide permiso, sencillamente porque no entiende el significado de saludo o tiene el propio.

Las exigencias inmediatas de los profesionales de la salud

Astorino considera como primordial que los pediatras se interioricen y avancen en el aprendizaje. Así mismo, los padres no deben limitar sus inquietudes y descartarlas: “El 65 por ciento de una consulta inicial de un niño se hizo al pediatra. Si yo quiero comenzar a atacar, el lugar donde la primera consulta se hace, es esa población a la que tengo que hablar y la otra población son los padres. El 70 por ciento de los padres que tenían alguna duda acerca del desarrollo, no tan solo de pensar que su hijo podría tener autismo, y la plantean ante cualquier profesional debe ser tenida en cuenta porque tienen un 70 por ciento de razón. Hay un 30 por ciento que no pregunta nada o que no está alerta y no es culpable de eso, porque los padres no fueron entrenados para saber que está bien lo que haga su hijo”.

Detección masculina vs femenina

Cuenta que el TEA se presenta en un promedio de 4 (varones) a 1(mujeres). El espectro tiene muchísima variabilidad de afectación. Él lo dibuja como un paraguas, donde en un extremo están los más graves (los que no se comunican), en el otro extremo se encuentran los que tienen simplemente dificultades en el roce social, que son por ejemplo denominados como síndrome de Asperger o también un grupo de TEA de alto rendimiento, gente que a lo mejor, uno se los va a topar en una universidad como un erudito, profesor, matemático o físico pero que tiene mucha dificultad para hablar de otra cosa que no sea sobre física, le cuesta entablar relaciones.

Políticas de Estado

Por último al responder sobre como analiza la capacidad del Estado y políticas públicas en relación al hablar, trabajar y avanzar en la materia, sostiene que actualmente la salud va por una ruta, educación va por otra ruta y social por otra, y es allí donde radica el problema. Al trabajar sobre autismo estas tres áreas deberían converger. Sumando que no existe un trabajo de estadísticas que permitan conocer la cantidad real de niños que viven con TEA.

Fuente: PrimeroSalta